Maquilishuat

¡Tienen esa capacidad de alegrarme tanto el alma! cada Maquilishuat es para mi un regalo... y es que cuando descubro uno... me invade esa sensación de novedad, un sentimiento casi infantil descubrimiento y no puedo evitar admirarlos, sobre todo cuando ya han perdido todas sus hojas y las han sustituido por los delicados ramilletes que forman sus fragiles flores en ese drástico contraste con la oscura corteza que recubre su tronco...  no son cualquier árbol... son realmente especiales, capaces de renovarse completamente cada año, tan fuertes que pueden crecer en cualquier tipo de suelo, son un hermoso capricho de la naturaleza porque no es frecuente ver a un imponente gigante de treinta metros de altura con un delicado vestido rosado, en cualquiera de sus tonalidades, desde el casi blanco, hasta el casi morado... pueden pasar desapercibidos la mayor parte del año y solo se revelan en esta época... ellos transforman completamente el paisaje mostrandose frescos, cuando el resto de la vegetación palidece por la falta de lluvias... Todos ellos me pertenecen... tengo derecho a llamarlos "mios" porque como bien dice Alberto Cortez "... aquello que amamos, lo consideramos nuestra propiedad"