No recuerdo la vida sin ella... es decir, me acuerdo de todo lo que paso antes... pero cuando pienso cualquier cosa trece años atrás tengo la certeza que ella estaba siempre presente, de alguna misteriosa manera...
El regalo mas grande que con ella me ha dado a la vida fue enseñarme a ver de nuevo... a través de sus ojos miles de cosas comunes y rutinarias volvieron a llenarse de magia y encanto, esas cosas de todos los días como un perro, un globo, una canción tuvieron un nuevo sentido; con ella descubrí que en el mundo hay muchas cosas simples que pueden ser extremadamente peligrosas y creo que hasta que ella llego conocí realmente lo que es el miedo; desde que ella esta conmigo el sufrimiento de cada niño se convirtió en un dolor para mi; sin embargo la mas grande lección no ha sido aprender a ser mamá, si no aprender a ser hija, porque entendí que no correspondo el amor de mi mama y mi papa en la misma medida que ellos me aman... ella dio un nuevo valor a mi vida, porque desde que la tengo no solo vivo por mi... también vivo por ella...
Agradezco cada día su alegría, su inocencia, su inmunidad a las ofensas, su capacidad de resolver problemas y de ponerse al servicio de los demás, la facilidad con la que hace amigos, su forma de amar y sobre todo ese no se que con que se gana el cariño de los que la rodean... la veo crecer y le pido a Dios que yo pueda ser mejor persona cada día para poder merecer que ella me llame mamá...
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